Los hilos son colocados debajo de la piel, a nivel de la grasa facial, por lo cual no se detectan. Están dotados de una doble fila de garras o ganchos, formando una malla, la cual es fijada en una nueva posición, logrando una elevación del tejido facial.
Los hilos están hechos de polipropileno, material no absorbible, el cual no provoca ninguna reacción o alergia, y resiste a grandes tensiones o acido polilactico, el cual tiene la peculiaridad de ser absorvido en un lapso de siete meses a un año, dejando los efectos de rejuvenecimiento.
Se realizan bajo anestesia local. No requiere hospitalización.